19/1/2017
“…La fuerza porque es la única cualidad que hace mejorar el resto de capacidades físicas, aunque también dedico mucho tiempo a la mejora de la coordinación y agilidad”, afirma Alberto Mediavilla, preparador físico de Gimnasia Rítmica en el CAR de León.
Futbolista aficionado en sus orígenes, desde hace diez años está volcado en mejorar las cualidades físicas del equipo. ¿Cómo y cuándo ha empezado a introducirse de lleno en este deporte? En esta entrevista Alberto nos lo explica y nos cuenta en qué consiste la preparación física de las gimnastas, cuáles son sus objetivos, técnicas… Destaca que para él es fundamental la prevención de lesiones y para ello hace especial hincapié en ejercicios de propiocepción y mejora de la estabilidad y equilibrio.
Yo vengo del mundo del fútbol, no profesionalmente, y comienzo en el mundo de la gimnasia hace casi una década con Carolina Rodríguez para preparar el ciclo olímpico de Londres 2012, en el que uno de los retos que tenía con ella era el de potenciar al máximo su maltrecho tobillo para poder competir en los JJOO y retrasar su inevitable paso por el quirófano hasta después de estos. Desde entonces, trabajo con gimnastas de todas las categorías y niveles.
El mundo de la gimnasia es muy diferente al de muchos otros deportes. La rítmica es muy exigente desde el punto de vista físico. Demanda unas grandes condiciones en cada una de las capacidades físicas básicas y coordinativas, además de requerir una composición corporal ideal para la práctica deportiva de esta disciplina, hecho que dificulta aún más todo el trabajo.
A mí me gusta tener una planificación de todo lo que voy a trabajar con las gimnastas, pero también me gusta vivir el día a día de la gimnasta e ir en función de sus necesidades y prioridades. Me centro mucho en mejorar las cualidades físicas, pero también en potenciar sus debilidades, por lo que estoy constantemente analizando a la gimnasta. También las asesoro con la alimentación y las valoro periódicamente su composición corporal con técnicas antropométricas. Lo dicho, es muy complejo, pero a la vez un reto y una motivación para el preparador físico.
Siempre sostengo la idea de que si una gimnasta tiene limitaciones físicas (lesiones, molestias...) por mucho que trabaje, no va a mejorar lo deseado. Para mí es fundamental la prevención de lesiones y gran parte de la preparación va encaminada a ello, con ejercicios de propiocepción y mejora de la estabilidad y equilibrio.
El día a día de la rítmica se caracteriza por pasar muchas horas sobre el tapiz saltando, girando, etc. y mi principal objetivo es que la gimnasta pueda soportar estas largas sesiones de entrenamiento con la mayor eficiencia posible. Si logramos esto, la gimnasta competirá en muchas mejores condiciones y muy segura de sí misma. A partir de aquí, trato de mejorar las capacidades físicas, haciendo mucho hincapié en el entrenamiento de la fuerza, que es la única cualidad que hace mejorar el resto de capacidades físicas. También dedico mucho tiempo a la mejora de la coordinación y agilidad.
Para nada es temida. Les gusta hacer la preparación física, sobre todo algunas sesiones en las que trato siempre de buscar la mejora a través de ejercicios que les resulten motivantes para la gimnasta. Creo que es bueno para la gimnasta “apartarlas” algo de tiempo del tapiz y llevarlas a otro ambiente para la preparación física como es el gimnasio, incluso suelo salir al aire libre con alguna en particular a correr, que viene muy bien no sólo para mejorar la resistencia aeróbica, también mentalmente.
No es nada fácil, puesto que un ciclo olímpico son 4 años, 3 si pensamos en que el objetivo previo es el de lograr la plaza en el mundial el año anterior al olímpico. Y, entre tanto, hay muchas otras competiciones importantes por lo que hay que calcular de forma muy precisa los momentos idóneos de estado de forma para evitar lesiones cerca de competiciones y el sobreentrenamiento sabiendo que la planificación está enfocada a la cita olímpica.
Hay muchos torneos internacionales que, aun siendo grandes oportunidades para la gimnasta, desde mi trabajo, no me importa mucho que no esté en su mejor momento por seguir con el plan de trabajo pautado para que llegue en su mejor momento en las citas más importantes. Tratar de que una gimnasta esté al máximo rendimiento durante toda una temporada entera, supone un gran riesgo de bajar su rendimiento y, lo que es peor, de lesionarse. Y una lesión cercana a la cita olímpica puede echar por tierra el trabajo de estos años.